DIFERENCIAS DE GÉNERO EN EL TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA

Los síntomas de los Trastornos del Espectro Autista (TEA) presentan claras diferencias entre las niñas y los niños. Pero, si además hablamos de Síndrome de Asperger, la detección de patrones asociados se hace todavía más difícil. Este hecho, hace que muchas niñas y adolescentes con Síndrome de Asperger pasen desapercibidas y no sean diagnosticadas. Las diferencias de género en los TEA todavía necesitan más investigación y presentan muchos déficits. Los últimos estudios científicos, a nivel genético, manifiestan que las mujeres presentan más resistencia que los hombres ante fallos o mutaciones genéticas,  y curiosamente suele mostrar las dos caras de la moneda. Puede ser una afección muy grave o muy leve. Con muy pocos escenarios intermedios. Presentan un abanico bastante más reducido que los varones.

Baron-Cohen señala que el cerebro de las personas con Síndrome de Asperger presenta “conductas basadas en patrones masculinos”. Incluso, existen teorías que relacionan este tipo de patrones de conducta masculinos con elevados niveles de testosterona durante el embarazo. En cualquier caso, al igual que sucedió en su día cuando se movió la línea de corte para los TEA, los casos de niños con TEA se dispararon, y esto no hizo mover demasiado las cifras en cuanto a sus pares femeninas.

Existe evidencia científica, como afirma Tony Attwood, de que la detección en niñas es mucho más compleja, dado que éstas, presentan mayores capacidades sociales, y una mejor capacidad de “camuflaje social”, hecho que consigue que pasen totalmente desapercibidas. Pero este tipo de camuflaje, únicamente las oculta, pero no elimina su prevalencia.

Muchas niñas que están dentro del espectro pueden presentar una buena recepción ante la sociabilidad, aunque con un nivel bajo de éxito. Incluso parecen desarrollar un tipo de juego simbólico que puede parecer a priori normalizado, aunque estructuralmente esconda ciertas conductas obsesivas.

Normalmente las niñas con Síndrome de Asperger, no tienen un diagnóstico hasta los 10 años de edad. Mientras que en niños, esto suele suceder entre los 4, 6 y 8 años de edad, e incluso con anterioridad.

Otro de los problemas que presenta la excesiva masculinización del modelo diagnóstico, es que lo más habitual es, que los datos para la realización de modelos diagnósticos, se basan en varones. De este modo, las “sutilezas femeninas” pasan totalmente desapercibidas.

Niñas que se encargan de forma disciplinada del cuidado de niños más pequeños, pueden aparecer como niñas con un gran instinto maternal, y sin embargo este tipo de conducta ocultar otro tipo de problemas. Sumado a un buen nivel intelectual, un nivel verbal generalmente avanzado a su edad, nos puede mostrar un modelo de niña muy madura, cuando en realidad lo que estamos viendo es a una niña con Síndrome de Asperger, que prefiere atender a un niño, ya que de esa forma, recibe el agradecimiento y protección familiar y la exime de otras relaciones sociales. O de mejorar su aspecto, ya que suelen dar poca o ninguna importancia a su aspecto físico y apariencia.

Actualmente, diversos grupos de estudio han empezado a tomar en cuenta este aspecto tan femenino y ya se ha publicado una primera revisión al Cuestionario para la Detección del Espectro del Autismo (The Autism Spectrum Screening Questionnaire). En el Instituto Andaluz de Sexología y Psicología (IASP) estamos desarrollando un programa de detección y tratamiento de la variabilidad del TEA.