Durante el proceso de separación de pareja pueden aparecer distintas manifestaciones o alteraciones de la conducta de los menores. Pueden surgir distintos síntomas de inestabilidad como: mojar la cama por la noche, un comportamiento agresivo o irritable, demasiadas travesuras, inquietud, bajo rendimiento en la escuela, falta de apetito, cambios bruscos en sus patrones normales de conducta o, enfermar con más frecuencia. Todo esto puede estar relacionado con la disconformidad con la nueva situación y la búsqueda de llamar la atención.
En el Instituto Andaluz de Sexología y Psicología (IASP) observamos en consulta que estas circunstancias son muy dolorosas para los hijos y, con frecuencia se sienten después culpables. Por este motivo, ese tipo de contextos deberían evitarse siempre, incluso cuando se ha entrado ya en la adolescencia. Es responsabilidad de los adultos tomar las decisiones más convenientes y adecuadas para ellos. Por eso, en el IASP trabajamos las pautas y necesidades que tienen los hijos e hijas en esos momentos, orientando también a la pareja. Se debe hablar con ellos, buscar tranquilizarlos, ayudarlos a aceptar la situación, rodearlos de una atmósfera de cariño y seguridad. Para ello es fundamental que los menores no se vean en situaciones en las que deben decidir entre uno y otro. (seguir leyendo)